El espacio vial es un bien público escaso destinado a garantizar el acceso a lugares importantes para ricos y pobres. Cuando los países se enriquecen, las calles son tomadas por los automovilistas. Peatones y ciclistas, aunque sean ricos o pobres, abandonan las calles temiendo por sus vidas. Para regresarle a nuestras calles su función básica de acceso equitativo, estas necesitan ser rediseñadas para darle prioridad a los modos de transporte que usan el espacio vial de manera eficiente, son más baratos y generan menos contaminación y ruido.
En un creciente número de ciudades alrededor del mundo se está encontrando que las atracciones culturales, los buenos espacios públicos y la alta calidad de vida son más importantes que las autopistas urbanas y estacionamientos para atraer a los trabajadores jóvenes y educados que serán la columna vertebral de la economía competitiva del siglo XXI.
Muchas veces los edificios son diseñados como símbolos de poder cultural y político. En el futuro, los habitantes de las ciudades escogerán vivir y establecerse en ciudades donde los arquitectos se han enfocado en crear espacios públicos de calidad donde la gente se puede congregar, en vez de donde se han creado grandes monumentos.
Lograr la sustentabilidad global no implica aceptar la culpa o la responsabilidad por el calentamiento global; implica hacer nuestras ciudades más habitables y nuestra economía más próspera, reduciendo las emisiones de carbono.
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Nuestras ciudades, nuestro futuro