Ante mucha expectativa y negociaciones intensas, el sábado 12 de diciembre, 196 países aprobaron el Acuerdo de París universal y jurídicamente vinculante, el cual representa un avance para humanidad contra la lucha contra el cambio climático, ya que busca mantener la temperatura del planeta por debajo de 2° y, si es posible, no sobrepasar los 1.5°. El acuerdo representa un punto de quiebre en la historia de las negociaciones internacionales sobre cambio climático, por primera vez el mundo declara su intención para combatir este problema y aunque el acuerdo no es perfecto y por sí solo no prevendrá las consecuencias devastadoras del cambio climático, sí da el fundamento y el marco operativo necesario para que los países escalen sus ambiciones de reducción de emisiones.
Durante la COP21, tanto las ciudades como el transporte recibieron un fuerte reconocimiento por su papel en la lucha contra el cambio climático y su enorme potencial para ser líderes en la reducción de emisiones. El sistema internacional ha tomado los primeros pasos, ahora la acción se verá a nivel local. Las ciudades deberán enfocarse en estrategias transformativas en el transporte, con financiamiento efectivo y fuerte gobernanza urbana para incrementar las ambiciones climáticas, reducir emisiones y construir un futuro más sustentable e incluyente.
El Acuerdo entra en vigor en 2002, sin embargo como punto de partida y como base para la reducción progresiva de emisiones es importante entender qué es lo que se plantea, lo bueno, lo malo y lo que significa para la movilidad urbana.
Lo más importante del Acuerdo y lo histórico, es que de manera conjunta, el mundo decidió tomar medidas para combatir el cambio climático y que es la responsabilidad de las naciones implementar las acciones necesarias de mitigación y adaptación, para reducir globalmente las emisiones. Además, los países desarrollados se comprometieron a dar un financiamiento de 100 mil millones de dólares base, para apoyar el desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima, de los países en vías de desarrollo.
No obstante, los compromisos hechos en París no son suficientes, las contribuciones voluntarias hasta el momento nos llevarían a un escenario de 3.5 grados para el fin de este siglo. Lo suficiente para causar cambios devastadores en nuestro medio ambiente, inundaciones, sequías y otros fenómenos climáticos extremos que pondrían en riesgo no sólo nuestro desarrollo social y económico, pero también nuestra existencia como especie. Afortunadamente, cada vez más líderes locales han reconocido al transporte como una oportunidad para tomar acción y limitar las emisiones. En París, en paralelo a las negociaciones internacionales, se realizó la conferencia de ciudades, en dónde 500 alcaldes de todo el mundo firmaron la Declaración de París reconociendo al diseño urbano, el manejo de residuos sólidos y al transporte como clave para reducir las emisiones efecto invernadero.
Para llegar a un escenario límite de dos grados centígrados, y así evitar las consecuencias más graves del cambio climático, el transporte debe tomar un papel crítico. Si bien las estrategias de “mejoramiento” en el sector, como la electrificación del transporte público y el automóvil privado es importante, tenemos que tomar acciones verdaderamente transformativas como el Desarrollo Orientado al Transporte y un cambio hacia la movilidad no motorizada. Adicionalmente, fomentar una movilidad sustentable con transporte público de calidad e infraestructura adecuada para peatones y ciclistas, generan no solamente beneficios ambientales y económicos, sino también crean espacios públicos vibrantes, calles más seguras y mejoran la calidad de aire.
Muchos de estas metas también son parte de los Objetivos de Desarrollo Sustentable, aprovechemos el ímpetu internacional para tomar acción localmente. Para esto, será necesario aumentar el financiamiento local, mejorar la capacidad institucional para implementar acciones ambiciosas en la movilidad urbana y sobre todo, crear lazos más fuertes entre el sector transporte y el sector climático. Mejorar nuestros sistemas de implementación de soluciones maximizará los resultados y se abrirán nuevas oportunidades para reducir drásticamente las emisiones. De igual manera, se requerirá de un fuerte liderazgo y apoyo de la sociedad civil. Como habitantes de las ciudades, nos tocará darle seguimiento a las acciones climáticas, implementarlas y proponer indicadores para monitorear su progreso.
Tenemos la oportunidad histórica de alcanzar las metas climáticas globales más ambiciosas. Sin embargo se requerirá de un trabajo continuo y progresivo en dónde las ciudades deberán implementar estrategias efectivas en el transporte, porque mejorar nuestro entorno natural significa mejorar nuestra calidad de vida. El transporte impacta la vida de todos y es la estructura de nuestras ciudades. El Acuerdo de París logró juntar a las naciones, ahora, para asegurar un futuro vibrante, es momento de actuar.
Consulta el Acuerdo de Paris Aquí:
http://unfccc.int/documentation/documents/advanced_search/items/6911.php?priref=600008831