En septiembre del año 2000, en la Cumbre del Milenio celebrada en la ciudad de Nueva York, 189 países acordaron y firmaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Estos objetivos trazaron líneas de acción con el objetivo de promover el desarrollo de los países y mejorar la calidad de vida de los personas. A quince años de su adopción, los ODM llegan a la fecha que se propuso inicialmente como meta para su cumplimiento. Los países se preparan para adoptar una nueva agenda más ambiciosa y extensa que tendrá vigencia hasta el 2030. El borrador para esta era Post 2015 se presentó a principios de agosto y contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El documento final detalla 17 objetivos integrados e indivisibles que se basan sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y abordan cuestiones que los ODM no abordaron.
En uno de los objetivos se propone Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. ¿Qué significa y por qué es importante para México? Las ciudades son tan complejas como los habitantes que residen en ella. En México, aproximadamente el 77% de la población mexicana vive en ciudades[1] y es por todos conocido que existe una tendencia de crecimiento en el mediano plazo para la población urbana. Paralelamente, el crecimiento desconectado y horizontal ha provocado la intensificación de las tasas de motorización, ejerciendo grandes presiones sobre los recursos naturales, el cambio climático y la salud pública. El tema de movilidad es un problema que afecta la calidad de vida de miles de personas usuarias del transporte público y, entre otras cosas, contribuye a reducir la pobreza, la desigualdad y mejorar la accesibilidad a bienes y servicios de personas con mayor vulnerabilidad.
Para el 2030, de acuerdo a esta nueva agenda, nuestras ciudades estarán diseñadas para adaptarse al cambio climático, construidas con materiales sustentables y locales, con acceso universal a la vivienda, con espacios públicos de calidad, con transporte eficiente y accesible. También funcionarán con energías renovables y mejorará considerablemente la calidad del aire. Esta lista de buenas intenciones plantea en la práctica importantes desafíos desde diferentes niveles, en donde la coordinación y el financiamiento se convierten cruciales para lograr el objetivo deseado.
No obstante, grandes temas se quedaron fuera. Si hablamos de urbanización sostenible, inclusiva y resiliente, es imposible no hablar de la movilidad no motorizada y la jerarquización del uso del espacio público. En México se ha priorizado durante mucho tiempo el uso del automóvil particular, a tal grado que actualmente, por ejemplo, en la Ciudad de México el 80% del espacio público es utilizado por el 20% de la población que tiene coche. Si bien dentro de las metas del objetivo número once, incluye el aumento y la accesibilidad a los espacios públicos, no se hace explícita una jerarquización del espacio público ¿Qué quiere decir esto? En la práctica, los peatones, las personas con discapacidad y las personas con movilidad limitada, deben tener una prioridad efectiva para la utilización de los espacios públicos en México. Luego los ciclistas, los usuarios de transporte público de pasajeros, y al final, los usuarios de transporte particular automotor.[2]
Poner en el centro del desarrollo urbano a los ciclistas y peatones, significaría mejorar la movilidad y el medio ambiente, porque se buscará seguir un modelo de ciudad compacta y accesible para todos. Además, se promovería la equidad al proveer de espacios públicos en las zonas más marginadas del país, lo cual impulsaría un desarrollo social y comunitario al fomentar un sentido de pertenencia e identidad en espacios reapropiados por los habitantes. Sobre todo, impulsaría que todos tengamos la misma experiencia de la ciudad. Una ciudad de libertades, disfrute, de expresión, inclusión y diversidad.
La agenda para los próximos quince años no solamente deja fuera al ciclista y al peatón. Tampoco especifica cuáles son los indicadores que impulsarán un modelo de desarrollo urbano incluyente. Estos objetivos tienen el potencial transformador de cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos, el reto, ahora, es dar constante monitoreo al cumplimiento de la agenda, y como sociedad civil, investigar, impulsar e incluir mecanismos y criterios innovadores que hagan posible su realización.
Aprovechemos la coyuntura de la transición a la nueva Agenda Post 2015 para reevaluar cuál es el futuro que queremos. Siguiendo las palabras de Robert Park, “al hacer la ciudad, el ser humano se ha rehecho a sí mismo”[1]. Usemos el tema que nos atañe, las ciudades, como motivo para repensar los sistemas sociales, económicos y relaciones de poder que nos rigen, dar a la sociedad global nuevas ideas, conceptos y pensamiento crítico para encontrar una mejor y más humana manera de vivir.
El documento se presentará en la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, que se celebrará en septiembre y será adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas. Ante este panorama, es importante llevar a cabo hoy una reflexión sobre los logros de México con los ODM, lo que la nueva agenda significa para nuestro país, y especialmente, cómo esta agenda puede generar un impacto en nuestras ciudades.
Consulta el documento final “Transformando nuestro mundo: la agenda 2030 para el desarrollo sostenible:
https://selectra.co.uk/sites/selectra.co.uk/files/pdf/7891Transforming%20Our%20World.pdf
[1] Población rural y urbana en México, INEGI, disponible en: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/rur_urb.aspx?tema=P (última visita: 6 de Agosto 2015).
[2] Ley de Movilidad de la Ciudad de México, 2015, disponible en: http://www.consejeria.df.gob.mx/index.php/articulo-leyes-y-reglamentos/27-leyes/930-ley-de-movilidad-del-distrito-federal (última visita: 7 de Agosto, 2015).
[3] Robert Park, On Social Control and Collective Behavior, Chicago, 1967, p. 3.