En los últimos días de agosto se llevó acabo el Foro Latinoamericano del Carbono, en Río de Janeiro Brasil. Se contó con la presencia de varios expertos internacionales provenientes de diversos sectores de la sociedad con la finalidad de exponer experiencias e iniciativas para mitigar el cambio climático y promover el desarrollo sostenible, facilitando al mismo tiempo un ambiente con oportunidades de negocios entre los principales interesados en el mercado de carbono.
La región se presenta como una gran oportunidad para transitar a modelos de desarrollo bajo en carbono mediante la reducción sustancial de las emisiones de gases efecto invernadero y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes ante los efectos del cambio climático. América Latina contribuye con el 12% del total mundial de emisiones con un monto de 5.390 MtCO2 eq y muestra un ritmo de crecimiento similar a la media mundial con un 1,19%. Asimismo, las emisiones originadas por el cambio de uso del suelo representaron casi la mitad del total regional, mientras que el sector energético participó con el 28% y la agricultura con el 20%, presentándose como nichos de oportunidad de financiamiento climático.
A pesar de la incertidumbre internacional sobre el futuro de los mercados internacionales Post Kioto 2012, de la fragmentación de estos mercados, de la proliferación oportunidades de financiamiento y la emergencia de coyunturas nacionales, las políticas de mitigación y adaptación del cambio climático no han sido incorporadas a la política nacional de los países de América Latina ni son congruentes al contexto social, por lo que exacerban los impactos de dicho fenómeno.
En este contexto, surge la necesidad de regular y establecer medidas de reducción de la demanda de los combustibles fósiles en el sector transporte, principal emisor en la región con un crecimiento exponencial, por lo que se discutieron diversas medidas para canalizar financiamiento para el desarrollo de políticas bajas en carbono. Las acciones nacionales apropiadas de mitigación (NAMAS por sus siglas en inglés) surgen como una acción integral para reducir las emisiones, los gobiernos nacionales las han ido considerando como un mecanismo para obtener financiamiento internacional adicional.
Como caso representativo, se presentó la NAMA de Desarrollo Orientado al Transporte (DOT) del gobierno colombiano, la cual se diseñó para hacer ciudades más compactas y mixtas orientadas al desarrollo del transporte sustentable, para disminuir el consumo energético en las ciudades, así como reducir los tiempos de traslado, la contaminación atmosférica y el tráfico. En esta NAMA se identificó un líder de proyecto, el cual conjuntó las estrategias de desarrollo para implementarla, así como logró la integración vertical de los municipios involucrados, la medición de los beneficios y la elaboración de un sistema de medición, verificación y reporte.
Tanto los representantes de Perú, Chile, Costa Rica y Colombia resaltaron las brechas y dificultades para la elaboración de proyectos NAMA en el sector transporte, de los cuales destacan el alto costo de inversión inicial, los amplios tiempos de implementación, la multiplicidad de actores, así como las barreras legislativas y políticas.
Cristina Figueres, Directora General de la Cepal, mencionó que aunque atravesábamos por un periodo difícil para el mercado de carbono, hay ciertas certezas que deben ser aprovechadas, la emergencia de mercados nacionales, la multiplicidad de instrumentos para desarrollar una estrategia baja en carbono y la respuesta climática que se ha tenido en su conjunto con miras a desarrollar una transformación social con bajo consumo energético.
Se mantiene la esperanza de contar con un nuevo régimen climático internacional que con acuerdo en el 2015, permita a partir de 2020, un esfuerzo colectivo a gran escala para mitigar el cambio climático, que involucre a todos los países y permita enfrentar el problema eficientemente y asegurando la equidad, sin embargo, hasta que eso suceda las acciones locales son la base para la transformación.